viernes, 9 de mayo de 2008
HAY QUE SER POSITIVOS EN LA VIDA
Soy un total convencido de que uno ha de mostrar siempre una actitud positiva en ela vida, ya que el ser o no positivos, creo que nace de la moral que tengamos para afrontar las situaciones.
Una vez, estaba en Japón, concretamente en Tokio, en una de mis visitas comerciales. Tenía que convencer a una empresa japonesa que usaran nuestros productos, al menos, como mínimo, abrir la puerta para arrancar el proceso. En Japón, todos los procesos de compra que he vivido han sido lentísimos.
Antes de pasar a la reunión de trabajo con el Director General de la empresa, tocaba la visita protocolaria con el Presidente, con té verde para amenizarla. Era una persona afable, que hablaba pausadamente , lo que me ayudaba a entender su inglés con acento nipón. Claro que él tenía que hacer también su esfuerzo en entender mi inglés españolizado...
Hablamos de lo bonito que es Japón (Es cierto!), de lo curiosa que es su tradición de comer pez crudo, del orden de la cuidad, de la educación y tradición de la sociedad japonesa, de la afinidad con Barcelona, etc. De todo un poco vaya.
Al final, cortésmente, me preguntó:
- ¿Y a ti como te va?.
No sabía que contestar. Su pregunta era tan abierta que no sabía si preguntarle si se refería a mí personalmente, a mi viaje, a mi profesionalmente, a la empresa,...Opté por contestar una vaguedad:
- Va bien, aunque podría ir mejor. En la empresa siempre hay dificultades. La competencia es muy dura- Intenté preparar la reunión posterior con el Director General, e intentar fomentar el cierre de la visita de cortesía con el Presidente.
Mi respuesta pareció sorprenderle. Aún no sé por que ,pero fue así. Habló en japonés con su Director General, también presente en la reunión.
- ¿Quiere Ud. Saber mi teoría sobre “ser positivo”?- me requirió.
- ¡Claro!- Cualquiera se negaba. Yo pensé: “Más protocolo. Todo sea por el negocio. A ver si esto me ayuda más a entrar mejor con el Director General”.
- Pues verá. Aquí en Japón, como en otras partes de Mundo, se presentan infinidades de situaciones negativas. Mi empresa no está fuera de esto, y por lo que veo la suya tampoco.
Asentí con la cabeza, como animándole a seguir. Puede que sacara algo de esta novedad. Costaba seguirlo, pero por suerte hablaba con pausas y se paraba a comprobar si le seguía.
- Muchas de estas ocasiones- prosiguió- son negativas. O perdemos un cliente, o se nos estropea una máquina de la fábrica, o sale un nuevo competidor que arrasa en el mercado, o nos bajan los precios de los medicamentos, o los proveedores nos suben los precios de las materias primas...Todas esta situaciones y más son malas para la vida de mi empresa. Llevan una carga de negatividad asociada muy fuerte, que al final si no se gestiona acaba contagiando al equipo.
Por ahora, nada nuevo, pero me veía aguantando bien el discurso. Le volví a dar señales de atención con otro asentimiento , esta vez adornado con una sonrisa.
- Lo que yo hago cuando pasa una situación de estas características, es reunir a las personas implicadas, y les digo: “Hacedme una descripción de la situación. Escribidla en la pizarra”. Una vez descrita y expuesta en la pizarra, que vemos todos, anoto a su lado: Nivel CERO. Después proseguimos con el Nivel 1. Les digo: “Vamos a hacerla aún peor. ¿Qué pasaría si fuera peor?”. Luego continuamos con el Nivel 2: peor situación que el nivel 1. Nivel2,.. y así vamos , normalmente hasta el nivel 5. Dramatizamos las situaciones al máximo. Finalmente hago volver al nivel CERO y por comparación con el último nivel, sale una exclamación unánime: “Pues no es tan mala la situación”. De esta manera recupero positividad en la mente de aquellos que tenían negatividad.
- ¿Y funciona?- le pregunté sorprendiéndome a mí mismo de la impetuosidad con la que había formulado la pregunta.
- ¡Muy bien!- Contestó el Presidente, con una amplia sonrisa que premiaba mi pregunta.
- ¡Excelentemente!- reafirmó con convicción el Director General, lógicamente guardando unos segundos de retraso con la exclamación de su jefe.
Aquel día quedó en mi memoria para siempre. Pero no solamente por que era la primera vez que alguien me hablaba de cómo gestionar la actitud positiva de la gente, sino por la experiencia que viví al día siguiente:
Era la primera vez que iba a coger el tren en solitario. Tenía que trasladarme desde Tokio a Nagoya , donde tenía una reunión de trabajo. Llegué a la estación sin novedad, sin problemas. Una vez dentro, Dios mío!!!
Todo estaba en japonés, con pantallas luminosas multicolores vomitando símbolos mareantes que no tenía ni idea que querían decir, altavoces sin parar de anunciar, en japonés, supongo las llegadas y salidas de los trenes, riadas de gente corriendo hacia los trenes, viniendo de los trenes...Busqué algún lugar donde hubiera algo en inglés y no lo encontré....busqué donde encontrar un billete,...nada. Pregunté tres veces por la taquilla...nadie hablaba inglés.
En ese momento, me entró verdadero pánico, bueno lo que realmente sentí era pavor. Estaba en la otra punta del Mundo, perdido. Tenía una reunión y ni sabía adonde ir a comprar el billete del tren, ni que tren era, ni que andén, ni entendía nada de nada de lo que me decía la gente...Todo por querer espabilarme por mí mismo, y renunciar a que me vinieran a ver a Tokio.
De repente me vino a la mente las palabras del presidente de la reunión del día anterior: “Dramatiza la situación, nivel CERO, 1,2,3,4,5...”. Me sobrevino la suficiente clama para iniciar el proceso de reflexión siguiendo la recomendación del sistema de positivizar:
Nivel CERO: No tengo billete, no sé japonés, no se que tren va a Nagoya, y tengo una reunión y no puedo faltar.
Nivel 1: Que además no tuviera dinero.
Nivel 2: Que además no tuviera pasaporte.
Nivel 3: Que además me encontrara mal.
Nivel 4: Que además estuviera en medio de Japón en una estación secundaria, lejos de Tokio.
Nivel 5: peor sería si...
Cuando llegué al nivel 5, paré. Comparé las dos situaciones:
Nivel CERO: No tengo billete, no sé japonés, no se que tren va a Nagoya, y tengo una reunión y no puedo faltar.
Con la dramatización hasta el nivel 4:
NIVEL 4: No tengo billete, no sé japonés, no se que tren va a Nagoya, y tengo una reunión y no puedo faltar. Sin dinero, sin pasaporte, enfermo y en la otra punta de Japón en una estación de nivel secundario.
Realmente cambió mi estado de ánimo. Me convencí que me estaba poniendo nervioso por una tontería. La verdad me sorprendió la inyección de positividad que obtuve al volver del nivel 4 al CERO. Me dije a mi mismo: “Josep, si no vales para comprar un billete de tren y coger un tren, no vales para moverte por el Mundo.¿ Como podré salir airoso de otras situaciones más complejas?”.
Fue magia. Me fui directo a la persona que estaba detrás de un parada de sandwiches, y con señas me hice entender que quería comprar un billete para Nagoya. Me indicó un rincón de un mostrador (NO me extraña que no encontrara la taquilla), compré el billete (¡ ida y vuelta!), pregunté otra vez por señas, al menos 8 veces, donde salía el tren a Nagoya, pregunté en el andén si el próximo tren iba a Nagoya, al menos 4 veces, y cogí el tren. Fue el viajen tren más placentero y fantástico que jamás he efectuado. Y además para celebrarlo era la primera vez que iba en el famoso tren bala japonés.
Durante el trayecto hasta Nagoya recordé muchas veces las palabras del presidente japonés: Dramatiza y Compara, Dramatiza y Compara, Dramatiza y Compara, Dramatiza y Compara, Dramatiza y Compara,...
Mi mujer me recuerda de tanto en tanto, con su sabiduría habitual, su particular manera de ver las cosas, muy próxima, sin saberlo, a la de aquel presidente de la empresa japonesa:
“ Por muy mal que estés, piensa que siempre habrá alguien en peor situación que tu”
Ser positivo ha sido y es una de los aspectos que me han dado más fuerza interior, más fortaleza emocional en el transcurso de mi vida personal y profesional.
Es cierto de que ser positivo suele ser parte de la personalidad de cada uno. Hay personas pesimistas por naturaleza a las que parece imposible que alguna vez puedan pensar de forma positiva. La misión como gestor de personas es el de sacar lo mejor de todos los colaboradores , incluidos los más reticentes a los cambios o los más negativos. Gestionar las situaciones para que a través de la búsqueda de las actitudes positivas se impulse la motivación a desarrollar un trabajo que satisfaga, es un deber.
Intento no olvidar nunca , que una vez pasada o superada aquella situación tan negativa, tan nefasta,..habrá que recordar al equipo que la sufrió, la positividad que se invirtió en superarla.
Los momentos difíciles son oportunidades de aprender y vivir grandes experiencias.
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