La sociedad actual va muy rápida. Todo necesita hacerse en décimas de segundo.
La magia de la espera ha pasado a mejor vida y se ha sustituido por la ansiedad de la disponibilidad inmediata. Lejos queda aquella espera nerviosa a la vez que ilusionante de una semana para ver el revelado del carrete fotográfico del viaje. Llevabas el carrete a la tienda. Esperabas una semana y luego impaciente y curioso lo recogías. Abrir el sobre era como abrir un regalo de Navidad inesperado, aunque a decir verdad en la mayoría de los casos el resultado era decepcionante. A veces por la calidad de la toma, o por la falta de competencia del fotógrafo, o por una excesiva movilidad de los fotografiados, o por la luz, o por el enfoque o incluso al vernos a nosotros mismos. Pero todo el proceso tenía su tiempo, un período de emociones agradables, de aquel runrun de estómago de la espera de lo inesperado.
La magia de esos momentos ha cambiado. Ahora hacemos fotografías con todo tipo de aparatos. La vemos al instante. Seleccionamos una de cada 800 y el resto las borramos de forma instantánea... Y además en un segundo somos capaces de ponerlas al alcance de todas las personas del planeta!! Sin tiempo de esperar ni de pensar ni de sentir.
Lo mismo ocurre con la música. Antes había invertido tiempo en pensar que música me iba a comprar, que disco iba a adquirir; un single (45rpm), un LP (33 rpm)...Dependía de tu economía básicamente. Acudía a la tienda y con suerte lo encontraba. Con el tesoro bajo el brazo, emocionado e impaciente me iba a casa casi corriendo. “¿Como sonaría?, ¿Todas las canciones serían buenas?” siempre pensaba en el trayecto. Nervioso lo ponía en el tocadiscos. Esas primeras notas que salían del altavoz eran como magia. Suponía una feliz emoción un deleite para los oídos...
En los tiempos modernos, la música también ha pasado a la era de la disponibilidad inmediata. Se ha vuelto instantánea!! Sin ir más lejos el otro día en un taxi escuché una canción que me gustó, mi teléfono mágicamente ejecutó un programa que identificó el nombre del artista y el de la canción, la compré online y al instante la estaba escuchando en el móvil...Y todo en menos de 2 minutos!! Y curiosamente en lugar de sentir la felicidad de antaño de las primeras notas de la canción me dije a mi mismo...¡Ja! que rápido la tengo!!
Tanto progreso estamos perdiendo espacios de experiencias emocionantes y ricas que enriquecen nuestra alma...
Es como la enfermedad de usar el teclado para escribir en todos los momentos y en todos los lugares...Si para mí enfermedad o obligación.
A eso me niego rotundamente!! Me niego a perder el placer de de coger el lápiz o bolígrafo (MI poca destreza manual no me deja usar pluma que me mancho un montón!!) para expresar mis pensamientos, mis deseos. Y no me niego por capricho, sino que me es absolutamente imposible lograr el mismo nivel de fluidez emocional al escribir manualmente que digitalmente.
Me gusta sentir la presión, a veces dolorosa, de mis dedos contra el bolígrafo (como ahora). Me gusta apreciar que mi mente disfruta con la emoción del fluir de la escritura. Me gusta ver avanzar el texto una línea, tras otra y otra y otra. Me gusta que la imagen de mi letra sea el reflejo de lo que siento. Me gusta que la distorsión en mi caligrafía sea paralela a la intensidad de mis emociones. Me gusta matizar con rapidez cosas escritas con anterioridad. Me gusta escribir ininterrumpidamente sin estar preocupado de parar, retroceder y correguir el fallo tipográfico...
No sé expresar mis emociones delante de una pantalla fría a través de un teclado al cual siempre presiono de igual forma e intensidad. Necesito el calor y tacto de una hoja de papel, de un bolígrafo... La libertad de desplazarme por el espacio de la hoja sin control, de reescribir palabras, de marcar énfasis...Necesito dejar que mis dedos fluyan directamente desde mi corazón
Me niego a ser víctima del progreso en el que vivimos, en el que la inmediatez instantánea nos roba los momentos mágicos del presente. Nos roba nuestra conexión con nosotros mismos. Nos roba el poder disponer del tiempo vital para contactar con nuestros sentimientos. Nos roba poder hablar con nosotros mismos, ese tiempo de diálogo íntimo personal donde realmente eres completamente libre.
No puedo dejar de disfrutar viendo mis dedos nerviosos fluir en este papel , que después he tenido, fríamente, que mecanografiar!...Estos fluyen con una motivación enloquecida y con el compromiso de ser fieles extensiones de mis ideas, emociones y reflexiones.
Mi innata y escasa destreza manual (soy muy torpe con las manos!!), se vuelve habilidad rápida y experta cuando se dedica a trazar mis pensamientos sobre el papel!!! En ese instante donde el tiempo deja de contar, en ese instante Bioflow me siento bien!!
Me gusta sentir mi vida activa y conectada emocionalmente a una realidad que me niego que se vuelva instantánea.
Es por eso que hoy me he comprado una libreta nueva!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario