Copenhagen, un día del mes de Noviembre del 2000. A una hora concreta de la tarde:
- Así, nos toca el caso de la empresa con un sinfín de problemas de organización- Empezó la sesión de trabajo el estudiante sueco.
Se trataba de un trabajo en equipo del Master de Dirección en Europa. El grupo estaba formado por estudiantes de diferentes países: Un sueco, dos daneses y dos españoles. El encargo era estudiar la situación de una empresa con problemas comerciales, financieros y de todo tipo de índole....Y después proponer una solución al resto de la clase que actuarían como si fueran los accionistas de la empresa.
Durante más de dos horas los estudiantes fueron exponiendo su visión del tema. La información se disponía desde hacía varios días, por lo que cada uno de ellos había tenido tiempo de forjarse su posición y sus ideas al respecto del problema.
Se discutía una causa, y otra, y otra, y otra... En ocasiones alguno de los miembros volvía a insistir en causas supuestamente superadas. Se iban discutiendo situaciones, suposiciones, hechos, causas... El análisis no parecía tener fin. Era tal la sensación de galimatías, de ineficacia del grupo, que todos empezaban a mostrar su insatisfacción , a mostrar impaciencia, nerviosismo e incluso cambios en el humor del grupo. “Igual es que al ser gente de diferentes países no nos acabamos de entender...” pensó uno de los españoles.
De repente, el estudiante francés rompió un silencio que duraba varios minutos. De hehco había pasado de ser una de las personas más activas en el grupo a una actitud totalmente pasiva con un mutismo infinito desde hacía muchos minutos. Puede ser por ello que el grupo reaccionó atento:
- Como dice mi jefe....: ¿De que lado queremos estar?
- .....- Nadie respondió porque nadie entendió ni que quería decir ni a donde quería llegar. “Más lío. Lo que faltaba” volvió a pensar el estudiante español.
- ¿Del lado del problema?...
Todo el mundo estaba expectante. La cosa había virado a algo interesante y prometedor.
- ...o ¿Del lado de la solución?
Después de unos segundos, de forma unánime y en varias entonaciones del inglés, todo el grupo exclamó:
- SOLUTION!!!
Y desde aquel momento no se dedicó ni un segundo más a dar vueltas a las causas y se enfocó el debate en buscar soluciones a cada una de ellas. Emplearon toda la energía y fuerza mental en construir un plan de acciones lleno de proactividad y enfoque a resultados. Que posteriormente fue completamente refrendado por los “accionistas”.
Fue una experiencia inolvidable, siempre presente en mi mente y ya han pasado 10 años!!. No nos pagan por analizar problemas, por desgranar causas, por contar de donde vienen los problemas, por explicar con detalle los conflictos...Nos pagan por construir e implementar las mejores soluciones.
Siempre me pregunto,
¿Por que las personas se motivan más cuando están en el lado del problema?
¿Porque no se quiere dar el salto al lado de las soluciones?
¿Será porque es más cómodo analizar que actuar?
¿Será por que en el lado de las soluciones no te tienes que mojar ni asumir responsabilidades?
¿ Será que hay que tomar decisiones cuando estas al lado de las soluciones?
¿Será que es medible el rendimiento profesional en las soluciones?
Cuando tengo un problema al que le he dado demasiados vueltas. Cuando tengo una situación sobre la que he reflexionado hasta el infinito. Cuando llevo tiempo preocupado con algo pero no atacandolo...Siempre me viene la frase de mi compañero francés y me digo a mi mismo: “Josep...¿De que lado quiero estar...del lado del problema o del lado de la solución?... de la solución”.
Me siento totalmente motivado cuando busco soluciones. Y lograr resultados de las soluciones es el combustible de mi persistencia.
2 comentarios:
Claro que es bueno pensar y estar siempre del lado de la solución. El problema viene cuando ves que a cada solución que se propone, te encuentras que pasan de lo que dices, que te dicen no te pagamos para pensar, que a espaldas de quien propone, dan ordenes de no hacer caso, etc... o tienes que “compincharte” con quien puede llevarlo a buen termino sin que la persona “que tiene quedar el enterado o conformidad” lo sepa. Sin olvidar a los que se ponen medallas immerecidas. Es entonces, cuando la gente pasa de estar del lado de la solución, al lado de pasotas quemados.
Este tercer lado, de pasotas quemados, hace crecer el departamento de “funcionarios”, quienes solo se preocupan de cumplir con las 8 horas de rigor, abusando de derechos a los que puede tener derecho como trabajador, etc... Si mi contrato dice 8 horas, porque tengo que hacer 8h 1m? Sin preocuparse de que aquello que puede hacer mejorar a la empresa, puede llevarle a beneficiarle a él mismo, a corto o a largo plazo.
Hace 3 años, en una conversación con otros empleados de la empresa donde me encuentro, en la que hablaban de aquellos que “perjudican a la empresa” en cualquiera de sus amplias formas y cargos varios, yo comenté que lo tenía claro, a quien despedir. A la pregunta de a quien, yo respondí... A todos el personal. Ante la sorpresa por la respuesta, me expliqué: Todos están quemados, y por ello son irrecuperables.
En mi caso, a veces me pregunto si soy tonto. Han pasado 9 años, y todavía no me he convertido en funcionario. Es en este punto, cuando la automotivación –basada a veces en tonterías- aumenta en importancia, o en el buen ambiente con esos compañeros con los que tratas. Tiene precio el buen ambiente con los compañeros de departamento? Compensa con otros factores, llamados “malos”?
He dit.
Tus palabras me motivaron enormemente, sabias palabras, yo me considero parte de la solución.
Saludos.
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