lunes, 2 de diciembre de 2013

LA GENEROSIDAD MUEVE MONTAÑAS...

Poco tiempo he tenido últimamente, delante de esta vorágine de este mundo tan loco que nos está tocando vivir. Pero siempre encuentras algún hueco para dedicar la vida... a eso... a la vida…He tenido la gran suerte que alguien hiciera caer en mis manos el libro de Luis Galindo “Reilusionarse; Apasiónate por la vida”. Recomendable al 100%, sobretodo si piensas que lo que te pasa en la vida depende en gran medida de tu actitud y tus decisiones.

Tiene historias fantásticas y emocionantes…Allá va una con el permiso del autor, Luis Galindo:

“Me gustaría que conocieras una historia que me contó un amigo de su época como voluntario en un Hospital de Madrid. Durante los años que trabajó en el centro, hubo muchos casos que llamaron su atención, pero sin duda el que te voy a narrar es un buen ejemplo para explicar en que consiste la generosidad. Cuando mi amigo ejercía de voluntario conoció a una niña de apenas cinco años, Raquel, que sufría una extraña enfermedad. Mi amigo no supo concretar bien en qué consistía su mal, pero todo el personal de la planta- incluidos los voluntarios que acudían a ayudar en su estancia hospitalaria a los pequeños- sabía que su única oportunidad para recuperarse era recibir una transfusión de sangre de su hermano Pau, de 7 años. Al parecer, éste había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad que ahora amenazaba la vida de su hermanita y había desarrollado los anticuerpos para combatirla.
Junto a sus padres, el médico que la trataba explicó, de la mejor manera que supo, la situación a Pau y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Mi amigo, que estaba presente en la conversación, me dijo que vio dudar al pequeño durante un breve instante, antes de dar un gran suspiro y decir: “Sí, lo haré, si eso salva a Raquel”.
De inmediato, el doctor ordenó que dispusieran todo lo necesario para realizar la transfusión. A la pequeña se el acababa el tiempo.
Acostaron al niño en una cama que situaron junto a la de su hermana y comenzaron al transfusión. Pau sonreía y nos miraba. Todos, por fin, teníamos la esperanza de que comenzara la recuperación lenta y costosa de la niña. De pronto, el niño dejó de sonreír y su cara se tornó pálida. Miró al doctor y le preguntó con un hilo de voz: “¿A qué hora empezaré a morirme?”. Todos nos quedamos sin habla Era sólo un niño de 7 años y de la explicación del doctor no había comprendido una parte. Pau pensaba que tenía que dar TODA su sangre a su hermana…Pero aún así se la daba, aun así había dicho que sí…
Cuando nos dimos cuenta de la situación, ninguno de los que estábamos allí pudimos contener las lágrimas de emoción al pensar que aquel pequeño había decidido dar su vida por salvar la de su hermana.”


Gracias Luis Galindo….Sin palabras…

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