martes, 3 de mayo de 2011

¡SOBREVIVEN LOS QUE MENOS TIENEN!

Mi escaso jardín me permite cuidar y disfrutar del arte de la jardinería. Me gusta tocar la tierra, sentir la madre naturaleza y sobretodo ver como crece y se embellece. Me gusta ver la evolución del jardín a lo largo de las diferentes estaciones del año, con especial predilección por la primavera. Me gusta ver los primeros brotes de las plantas, las primeras flores, el color mágico que coge el verde cuando con la luz primaveral, el esplendor de colores después de las lluvias de Abril y Mayo.


El jardín un elemento vivo, con colores, con texturas, con olores….Es un espacio que solamente puede lucir desde el esfuerzo y el mimo. Solamente puede lucir si disfrutas en sus operaciones como sacar las malas hierbas, podar, limpiar, abonar, regar, cortar, plantas, injertar, barrer…


Hace tres años en toda la zona de Cataluña vivimos una feroz sequía. Hacía muchos meses que no llovía. No había agua para nada ni para nadie, por lo que el gobierno, con buen criterio, racionalizó el uso de ese bien escaso. Entre las decisiones más drásticas estuvo la prohibición de regar jardines. Como amante de la jardinería me supo mal, pero uno entiende la situación.


Fue un tiempo emocionalmente triste. Ver con pena como cada día como todos los esfuerzos de tantos años; económicos, físicos, estéticos, intelectuales...se iban secando a ritmo frenético fue una dolorosa experiencia. Todas las plantas del jardín se secaron, el césped verde intenso se convirtió en una explanada de tierra, todo cambió del color verde fresco e intenso al verde claro, al amarillo, al marrón, hasta desaparecer...Al final ni un rastro del cuidado jardín.


Un día apenado, estaba sentado en un rincón del jardín. Miraba el entorno pero quise poner los ojos en la memoria de la belleza pasada. Me reconfortaba más pensar en lo que había habido que en lo que veía. Optimista (Siempre!!), pensaba en lo que haría cuando pasara la sequía y volviera a reconstruir el jardín...pero no podía obviar lo que veían mis ojos, no había ni rastro de los colores de las flores, del verde de las plantas, de las mariposas , de los insectos visitando las flores en busca de néctares….De repente, entre tanta tristeza y lánguidos colores se me apareció un pequeño punto de verde procedente de la baranda del garaje. Me froté los ojos, enfoqué la mirada. “¿Será una ilusión?” pensé. Volví a enfocar la vista. “No,No, parece real”. Era un verde matizado con tonos rojizos precioso, que destacaba en medio de todo. Sentí una alegría inmensa. Era como un pequeña esperanza de vida dentro de un desértico e inanimado paisaje.


Me acerqué impaciente. Se trataba de una pequeña planta. Una planta que en condiciones normales no hubiera llamado la atención de nadie e incluso catalogada como “mala hierba” hubiera sido arrancada y erradicada. La planta emergía entre una minúscula grieta del muro que hace de baranda del garaje. Medía unos 7 cms y sus hojas dentadas eran de color verde intenso con matices rojizos.

¿Como podía ser que esa planta emergiera de un lugar tan poco propicio?¿Como podía ser que aquella planta sin agua, sin abono, sin recursos tuviera ese porte erguido y lozano?¿Como podía ser que todo el resto del jardín estuviera completamente seco y la planta con menos recursos de todas las del lugar estuviera totalmente viva?


¿Sería que había acostumbrado a la escasez de agua?. ¿Sería que el riego programado y continuado, el abonado, los mimos y los cuidados del resto del jardín habían sido negativos?.


Lo que era evidente es que en esas condiciones de sequía todo se habían marchitado y desaparecido…..


….En cambio la magnífica planta del garaje, la “Pepita” (Como la bauticé), lucía hermosa como cada año, como todos los años. Pepita sabía, desde siempre, que su vida era exactamente eso, la escasez de todo tipo de recursos. Y ese año, para ella, no era diferente. Si lo era para las compañeras “comodonas” del otro lado del jardín. Y aunque nadie la había considerado parte del jardín, a pesar de no recibir los mismos cuidados que el resto, siempre se había sentido parte de él.


Pepita estaba acostumbrada a desafiar las condiciones adversas. Año tras año se había acostumbrado a rebrotar sin agua, sin nutrientes, sin espacio de suelo, con poco sol…


Pero “pepita” era consciente de lo que le tocaba a ella. Se adaptaba , cada año, a lo que disponía. Y en esas condiciones era siempre capaz de crecer con fuerza y vigor. Y ese año, para ella, no era especialmente diferente....Y es que estaba sana cuando los demás se secaron porque está en el reto justo para desarrollar su potencia. Nunca ha pretendido ser lo que no puede ser.


Aquel emocionante punto verde dentro del seco jardín, pasó desde ese momento a formar parte del jardín. A ser una de los protagonistas. No en vano se trata de la planta más antigua de todo el jardín!!!


Fue y ha sido una lección de vida. Pepita me ha enseñado que hay que saber estar en el reto justo que encaja con nuestras condiciones con nuestras habilidades, con nuestra forma de actuar, con nuestra forma de reaccionar, con nuestra forma de sentir, con nuestra forma de comportarnos, con nuestra forma de vivir, con nuestros valores,…


Y otra...Que desde la escasez de los recursos se construyen sólidos proyectos, que sobreviven delante de las condiciones adversas. Y en estas condiciones, los primeros proyectos en caer son aquellos nacidos desde la abundancia y la facilidad de disponer de recursos.


Después de más de 10 años, cada año, sin falta…”Pepita” alegre y con fuerza se convierte en ella misma, luciendo modesta pero alegre lo que es...la mejor pequeña planta que forma parte de mi jardín.


1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bonita reflexión sobre esos diferentes estados del jardín y pepita estando en las mismas condiciones. Esa misma reflexión se puede aplicar a las familias, a las empresas y a los Estados, en el sentido de vivir aprovechando los escasos recursos que se tengan para mantener un estatus de vida sostenido. Hay hijos de familias que lo tienen todo y fracasan en la primera situación adversa, en cambio hay otros que viviendo escasez se mantienen y hasta progresan en medio de limitaciones.