A las 6 de la mañana ya estaba sentado en el avión encaminado hacía la reunión. Cuando te levantas tan pronto, a las 4 de la mañana, para hacer una reunión al otro lado de Europa y volver en el mismo día a Barcelona, uno pasa ineludiblemente por una primera fase matinal con un despertar largo y anodino. Solamente es posible acelerarlo con un buen “chute” de café. Las dos horas de vuelo de la ida sirven para irte espabilando poco a poco.
En este estado de alergatamiento me vino a la mente las muchos frentes en los que estoy trabajando actualmente…”Que complicado es todo”, pensé, “pero es lo que me toca hacer, luchar para sacar adelante todas las actividades. No hay que desfallecer, sino luchar, luchar,luchar….Si claro”. No sé si fue el sueño o que me empezaba a despertar cuando me vino una reflexión a la cabeza “¿Y que es lo que me hace que luche?¿Que razón me mueve?¿Por que lucho?”...y empece a filosofar….
“¿Porque se lucha en la vida?, ¿Que es realmente luchar?”, empecé a pensar;
Luchar es llevar el empeño mas allá de lo lógico,
luchar es tensar tus posiciones por convicción de lo que estas buscando,
luchar es fijar un objetivo inamovible,
luchar es defender tu posición y tus ideas sin tregua ni desfallecimiento,
luchar es emplear la perseverancia en su mas alta dimensión,
luchar es hacer oídos sordos y vista ciega a las dificultades y adversidades,
luchar es usar mas energía de la que aparentemente tenemos,
luchar es incluso actuar en contra de consejos externos conversadores que desaconsejan la actuación,
luchar es hacer consciente la capacidad personal de sufrimiento,
luchar es definir retos imposibles e inverosímiles,
luchar es pensar en una realidad y en unos parámetros lejos de lo evidente,
luchar es no mirar con los ojos de lo obvio,
luchar es descartar las conclusiones de mirar las situaciones desde lo políticamente correcto,
luchar es escoger el peor camino, la solución menos alegre y menos divertida, la vía mas difícil,
luchar es ir más allá de la extenuación,
luchar es vencer al cansancio y al desánimo….
...Y entonces, ¿ por que lo hacemos? ¿Porque somos tan masoquistas de elegir el camino duro de la lucha? ¿Que es lo que nos mueve a tener la motivación sostenida de no desfallecer en el empeño? ¿Que nos mantiene el compromiso de la dura dirección tomada?
Supongo que lo hacemos porque entendemos que al final de la lucha obtendremos un logro y una recompensa única. Ha de haber un premio…¿Será la felicidad que sentimos cuando logramos el reto?. Esa felicidad adictiva que volvemos a buscar de nuevo cuando emprendemos otro proceso vital.
“Bueno vale” me dije a mí mismo. “Igual si que es eso. Luchamos para ser felices”.
No se, había alguna cosa en mi razonamiento que me parecía pobre y superficial. No me gustaba finalizar el razonamiento con la palabra felicidad. Se trata de una forma fácil de cerrarlo. Usamos “felicidad” de una forma poco definida...
“No!, tengo que darle más vueltas al tema…” me insté.
- ¿Le apetece un café?- Me preguntó la azafata.
- Si, gracias.
- Son 2 euros!
El sorbo del café negro me llegó como una exhalación al cerebro. Mi despertar iba por buen camino. Retomé mi diálogo interior con más energía.
“¿Y cual es el premio?” me volví a preguntar….
La satisfacción de lograrlo. Debe de ser eso...Pero, no. No puede ser eso, eso parece una consecuencia. Tiene que ser algo más profundo , algo que tiene que formar parte de una dimensión más vital más critica de nuestra forma de actuar en la vida.
“¿Será el bien común?” me insistí…
La necesidad de pertenencia a un colectivo , la necesidad de sentir que tu vida tiene sentido si tiene posición en el colectivo. No nos gusta estar solos…
Cuando lucho por algo, casi siempre me mueve el deseo de complacer a los demás y poder hacer que su vida sea mejor. “Eso si que es cierto”. Lucho porque disfruto sirviendo a los demás. Lucho por que necesito la energía de la gente como mi gasolina de existencia.
Lo que mantiene la energía de mi perseverancia es visualizar de que aquello que persigo será bueno para los demás y si de rebote lo es para mí mejor. Aunque lo que a mí realmente me satisface y me hace feliz es el placer del servicio cumplido.
En ocasiones el logro de una lucha viene huérfano de agradecimiento o de reconocimiento. Aunque siempre es bonito que alguien te reconforte de tu lucha, de tu esfuerzo… Aquel agradecimiento que nos hace ver que nuestra existencia vital no es en vano. Que aunque sea un pequeño grano de arena, contamos en este mundo y en esta sociedad.
Luchas porque eres generoso con tu vida. La recompensa de que tu esfuerzo tiene un destino que no eres tu. Como decía Maria Teresa de Calcuta: “la felicidad está en nosotros mismos. Somos felices porque amamos, no porque nos amen…”
La adicción de la lucha está en sentir las emociones que se generan cuando ves que el logro de tu esfuerzo ha hecho feliz a alguien que no eres tu…
- Abróchense los cinturones que iniciamos el descenso al aeropuerto de Schiphol-Amsterdam.