Tuvimos durante varios años presencia en China, a través de una filial industrial. Se encuentra situada en el centro de la zona rural, donde aún persisten las más arraigadas costumbres chinas. Lejos de las grandes urbes como Shanghai, Beijing o Hong Kong. En la China profunda. En lugares donde un extranjero era visto como una persona extraña y donde por días no eras capaz de cruzarte con nadie que no fuera chino.
Una vez estaba reunido con el Director de nuestra filial en China. Estábamos hablando de la situación financiera de la filial. Un tema muy importante y de crítica gestión. De repente, entró corriendo su mujer al despacho con una cara rebosante de alegría.
Acababa de venir a la fábrica a hacerles una visita un familiar que residía en la otra punta de China. Nuestra reunión se interrumpió, y quedó aplazada. Mi primera reacción fue muy negativa. Pensé:”Como vamos a trabajar de esta manera. Es que no entendían que estábamos en plena jornada laboral, que yo venía desde España, y que iba a estar solamente una semana...Cuanto tenía que cambiar las cosas, para hacerles entender como se trabaja de forma efectiva en el mercado internacional”.
Sin más, me puse a observar aquel encuentro tan familiar. Claro que no entendía nada de nada de lo que decían, pero sus expresiones lo decían todo, su alegría, sus sonrisas, el tono con que hablaban...De tanto en tanto me señalaban y movían la cabeza con admiración. Poco me interesaba lo que decían sus palabras, pero se entendía el tono cariñoso de su conversación, no solamente entre ellos sino en sus señas hacia mí. Aquello calmó mi ira, por que hasta ese momento mi única obsesión había sido continuar la reunión.
Mi mente se evadió de la reunión que habíamos dejado en suspenso, y empecé a pensar:”¿Cómo es que mezclan la vida personal de la profesional?. Es como si de repente en el despacho de Barcelona me viene a visitar mi tío e interrumpimos un Consejo de Administración para estar con él toda la tarde.¡¡Es impensable!!, ¡Me despedirían!.
Continué profundizando en el tema: “¿Pero cuando pueden tener tiempo para su vida personal?. Trabajan 12 horas al día, 7 días a la semana, solamente tienen 10 días de fiesta al año...Como no van a mezclar las cosas, son personas igual que nosotros, con amigos, con familia. La verdad es que en ese instante comprendí perfectamente de que era normal , allí en China, que sucedieran estas cosas, y que había que adaptarse a trabajar al ritmo de ellos, y de sus costumbres. Todo ello, sin olvidar que no podía acabar la semana sin haber resuelto los objetivos que tenía. No sabía como lo haría, y ahora estaba convencido que no sería a mi manera, sino a la suya.
Después estuve comentando este tema con él. Lógicamente no sentía que había hecho nada malo, por que una vez acabadas las dos horas de charla con su familiar, se reinició la reunión.
Durante la cena, con los palillos en las manos, hablamos del tema. El tenía una clara visión sobre el asunto:”Nosotros en China no tenemos vida profesional y vida personal, tenemos vida a secas. Y tiene un ritmo natural. Vosotros en España o en Occidente en general, vais estresados. Tenéis limites de tiempo en la hora de entrada, en la hora de salida, desde Lunes a Viernes, desde Sábado a Domingo. Vais estresados durante la semana por el trabajo y el fin de semana por la familia. ¿No sería mejor que vivierais a la vida?”. Su particular visión de nuestro timing es eso, diferente.
En el largo viaje de regreso a Barcelona, me sentí más que satisfecho. Regresaba con el trabajo realizado. Los objetivos que me había marcado antes de ir a China los había cumplido sobradamente. Aunque tuviera que admitir que lo había hecho de la forma más inesperada. Pero todo lo que había crecido en mi visión del Mundo y del management intercultural eran una recompensa y un deleite fuera de lo normal.
Esta y otras grandes experiencias vividas en la China, durante el arranque y seguimiento de nuestra filial, me han enseñado de que a países con raíces culturales, políticas, sociales y religiosas tan diferentes a las tuyas, has de borrar de tu mente tu manera de hacer las cosas , si quieres lograr tus objetivos. Sé lo que tengo que discutir, sé lo que quiero conseguir cuando regrese a España, pero el como lo haré, lo dejo a lo que suceda en las reuniones. Todo funciona allí completamente diferente a lo que funciona aquí.
Igual en el camino del llamado proceso nos estamos olvidando en el camino aspectos tan importantes como que vivimos una vida...