miércoles, 17 de abril de 2013

ESTAR PRESENTE ES VIVIR


En ocasiones encontrarte a alguien por la calle después de mucho tiempo es vivir emociones nuevas, diferentes de la rutina diaria. El recordar el pasado y en especial cuando los recuerdos con la persona que te encuentras son positivos es uno de aquellas ocasiones vitales que te hacen subir la adrenalina del día.. Ese tenía que ser el caso.
Sin quererlo nos vimos en medio de la calle, uno al frente del otro. Su rostro esbozó una sonrisa amplia y clara. Su mirada trasmitía la alegría de ver alguna cosa que le gustaba, algo sorprendente. Supongo que era la misma expresión que yo irradiaba. Hacía más de tres años que no veía a Juan, Hacía más de tres años que no sabíamos nada el uno del otro, Hacía más de tres años que no nos habíamos comunicado…Mucho tiempo son más de tres años.
Son esas cosas que tiene la vida. Que personas que han estado trabajando juntas, de repente toman rumbos profesionales diferentes y desaparecen de tu vida. Con Juan habíamos vivido muchos proyectos y mucho empeño en sacar adelante el trabajo.
  • ¡José!
  • ¡Juan!
Exclamamos al unísono. Y nos fundimos en un fuerte y caluroso abrazo.
  • José…Que ilusión más grande de verte. 
  • Igualmente Juan- respondí.- ¿Cuánto hace que no nos veíamos?
  • No sé…tres años?, cuatro?...Desde que cambié de trabajo.
  • Si si. Un montón de tiempo…Oye estás fenomenal- le dije.
  • Me cuido…- Me respondió.
Esperé que me volviera la cortesía, pero nada…”Debo de haber envejecido mucho, porque ni me dice nada de cómo me ve..Que me vamos a hacer…si me ve mal mejor que no diga nada”, me dije a mi mismo.
  • ¿La familia bien?- le pregunté.
  • Si genial todos bien gracias a Dios…¿Y la tuya bien?
  • Si, bien, falleció mi padre…pero supongo que es ley de vida.
  • Si, vaya Lo siento mu…- El sonido de un móvil interrumpió su frase.
“Ring, ring, ring, ring, ring ring”,  no paraba de sonar.
  • Lo siento, es mi móvil. Espera que contesto- Dijo Juan cogiendo el móvil de su bolsillo y contestando la llamada.
Juan se retiró unos metros para poder hablar de forma más tranquila. La llamada parecía eterna. Juan no tenia prisa por acabar…”Supongo que debe de ser una cosa importante de trabajo. ¡Y eso es lo primero de todo!”, me dije.
Acabó la llamada y Juan volvió a la conversación:
  • Perdona José- se disculpó- ..Era mi entrenador de tenis que me tenía que cambiar la hora de la clase de mañana. Continuo practicando cada semana para mantener la forma.
  • Eso está muy bien…- Y cuando iba a continuar mi frase, de nuevo el “ring ring” de su teléfono.
  • Perdona- Se volvió a disculpar Juan desplazándose de nuevo al mismo rincón de antes. 
Esta vez la llamada duró un poco menos. Y cuando volvió a mi lado, no me dijo nada acerca de quien le había llamado. Ninguna disculpa.
  • ¿Tienes tiempo para un café?, ¡Va! Que nos explicaremos cuatro cosas de nuestras vidas…- Le emplacé.
  • Si. ¡Genial!. Me muero de ganas de saber de tu vida.- Respondió con una alegría sincera.- Ostras José que alegría de verte. Siempre recuerdo que la mejor etapa profesional fue cuando luchábamos juntos para sacar adelante el negocio. ¡Que duro pero que satisfactorio que fue!
Entramos en un bar, pedimos un café cada uno. Mientras nos íbamos poniendo al día. Empezaron a aparecer extraños sonidos electrónicos. Primero  fue un clic, después otro, y cada vez más seguidos.
  • Perdona José. Es que tengo el Whatapps activo. ¿Ves?…
Y cogió el móvil y me empezó a enseñar las 4 conversaciones que tenía en marcha. Abrió una y leyó los últimos mensajes….Abrió otra y lo mismo…
  • Estas activo-afirmé. “me empiezo a molestar” me dije intentando por otro lado mostrar la calma…”Hace muchos años que no le ves. Compórtate”, me reñí.
Juan continuaba contestando whatsapps y haciendo comentarios sobre lo que se decía.
  • Les estoy diciendo a los de los cuatro grupos que me he encontrado contigo después de 4 años!!...Y me pide “foto”. ¿Hacemos una?.
  • Vale.
Nos hicimos una foto. Y en un segundo Juan la había compartido con todos sus amigos del Whatsapp, ¡Con los cuatro grupos!. El mensaje era “Tomando un café y charlando de los viejos tiempos con mi amigo José”…Y salía también donde lo estábamos haciendo.
El mensaje fue como un cebo a aumentar más y más el número de contestaciones. Curiosamente de personas a las que no conocía de nada. El móvil de Juan sonaba y sonaba. Y el automáticamente les contestaba.
  • La red está activa…Ehh Josep- me dijo Juan excitado.
  • Si si.- Dije secamente. “Me estoy empezando a sentir como que no intereso”.
  • José. Ahora lo voy a colgar en twitter. ¿Vale?
  • Vale…- Confirme sin ganas.
Juan se puso otra vez manos a la obra y de nuevo la foto accedió al universo electrónico, esta vez por otro canal. El twitt decía más o menos (Lo leí muy rápido): “Tomando un café y charlando de los viejos tiempos con mi amigo José. Es bonito reencontrarse con recuerdos que te hacen sentir humano”.
Colgó también lo mismo en el Facebook, lo mismo en el Line…Estaba por todos lados…
De repente otra llamada. Esta vez no interrumpía nada, ya que Juan estaba inmerso en su mundo electrónico a través de su pantalla del móvil.
“Ya tengo bastante , me dije”.
  • Juan. Me tengo que ir- Le dije.
  • ¡Ostras que pena!- contestó Juan. ¡Parecía sincero!- A ver si nos vemos otro día…
Me  abrazó muy calurosamente y se despidió con un:
  • Me ha hecho mucha ilusión volver a verte!!!
  • Y a mi y a mi….
Mientras me alejaba por la calle, caminaba triste, cabizbajo. Me sentía menospreciado. Lo que parecía un encuentro entre dos viejos amigos  se convirtió en un encuentro en el que uno de ellos estaba mas pendiente de comunicarse con “los otros” que con conmigo…¡Y tenía muchas cosas interesantes que explicarle y muchas ganas de escucharle!

Pasaron los días y por temas profesionales logré reunirme con una de las personas más ocupadas del mundo. Director de un grupo de empresas muy grande. Con una agenda plagada de reuniones, compromisos, cenas, comidas… Me había dicho que fuera ese día.
Me presenté puntual como siempre. Su secretaria me hizo pasar a su despacho. Nos saludamos y empezamos la reunión.
  • ¿Cuánto tiempo tenemos?- Le pregunté.
  • Toda la mañana la he reservado para ti- Me contstó con una sonrisa sosegada.
  • ¿Toda la mañana?- dije sorprendido. ¡Era una de las personas más importantes del negocio y me reservaba una mañana!- Igual acabamos antes…-Le dije.
  • Bueno, ¡no hay prisa!
“¿Cómo no va a tener prisa él, que tiene la agenda como la tiene?”, me sorprendí. Pero por otro lado me hacía sentir importante. Me agradaba que una persona como ella me dedicara el tiempo, su tiempo, su preciado tiempo...
Cuando estábamos en medio de varios temas…Sonó su teléfono móvil.
  • Perdón no había apagado el sonido- Se disculpó.
  • No, no…si quiere lo puede contestar y continuamos luego- le dije.
  • No, ahora estoy reunido contigo. Ya contestaré más tarde. 
Más tarde llamó a la puerta su secretaria:
  • Perdón Señor…Hay una persona que le quiere saludar. Es un momento, un segundo- Le dijo la secretaria.
  • No, ahora no. Dile que pase por la tarde…Ahora estoy reunido.
La conversación era muy interesante. El se interesaba por numerosas cosas, me preguntaba, opinaba de cosas que le presentaba…Era un privilegio tener los comentarios de una persona tan brillante y tan lista. Toda para mi…
Cuando la mañana tocaba a su fin…Sonó el teléfono fijo de su despacho:
  • Ring, ring, ring.
El, impasible no hizo ningún ademán de cogerlo…Sonó y sonó y sonó hasta que dejó de sonar. Mientras él continuaba con nuestra conversación, preguntándome. Como si el ring que oía fuera una música de fondo.
Cuando estaba en la calle, después de toda la mañana. Absolutamente toda como él me dijo…me sienta feliz. Había sido escuchado, había sido respetado.

Recordé en ese momento las dos diferentes experiencias. La de Juan y la de la reunión con el top-ejecutivo. Y me di cuenta de la actitud de cada uno de ellos. Uno había estado ausente del encuentro y el otro había estada presente!
Me sentí bien cuando el ejecutivo estaba por mi. Cuando para él era más interesante la reunión y la conversación que alguien que le llamaba. Que seguramente no sabía quien era ni que quería…Y si sabía quien era el que tenía delante suyo y que le decía.
Mientras que Juan prefería los whatsapp, los sms, los line, el Facebook, el twitter…que sentarse a hablar conmigo.
Estar Presente es disfrutar de la vida. Hay tiempo para las conversaciones electrónicas, pero hay que estar presente cuando estas con alguien. Hay que dar calidad humana a los encuentros humanos. Hay que respetar a las personas con las que hablas y con las que te reúnes.